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Biografía del Artista

 

Gigena Seeber, Carlos 


“Siempre me pregunto porque la vida no ilumina a todos por igual, pero así es ella y no la puedo cambiar, pero creo que sí un granito de arena le puedo agregar a muchas almas para que encuentren un mundo dentro de el, así es como un alma sensible y paternal, la mía, encuentra un poco de consuelo al ver como en el mundo hay tanta belleza y no es posible que todos la disfruten.

No nací con una cámara a cuestas, pues nadie en la familia tenía ese hobby, sin embargo apenas llegué desde el interior del país, de la lejana tierra cordobesa, de la imperial ciudad de Río Cuarto, casi mi primer trabajo fue como el mandadero empleado de un “Fotógrafo” de verdad, Nany Roitman, que me uso de che pibe, y el trabajar con los grandes me permitió vivenciar cada paso del proceso fotográfico.

Al poco tiempo, viendo que a mi me encantaba fotografiar, me permitió primero tomar las fotos carnet, luego las de fiestas, más tarde de casamiento, y mi mayor emoción cuando me envió al canal 7, al programa de Augusto Bonardo, a fotografiar a sus invitados. Así la historia, fui adquiriendo con los años experiencia en el laboratorio.

Al casarme, mi auto-regalo con la colecta que se realizó en la Facultad de CC.EE., donde trabajaba, fue destinada a la compra de un Werra, una maquinita Rusa, que tenia de todo pero todo era manual, y con mi experiencia me permitía retratar lo que deseaba sin sacrificar la  precisión.

Durante muchos años mis fotos eran apreciadas por amigos y conocidos, transcurrieron muchos años, en donde el 95% de las fotos giraban alrededor de mi familia, o mis amistades. Todo fue así hasta que, por un inesperado robo en mi casa una Leica entró en mi vida.

A partir de allí mis fotografías perdieron el carácter familiar para entrar en el de la recolección de todo tipo de instantánea, una manera de crear una historia de los lugares visitados, “es ver al mundo a través de mi lente”.

Los Harlistas, como le llamamos a los amantes de esa moto clásica, fueron uno de mis blancos preferidos, y una de mis primeras exposiciones fue justamente “Harley a través de mi lente”.

Carina Fabiola, mi hija actriz, fue una divulgadora de mi obra, cuando en cada obra de teatro que estrenaba, llevaba una muestra que titulaba “Ecléctica” como parte del espectáculo previo.

Sin embargo la empresa siempre me robaba el mayor tiempo de mi vida, allí aparece el amado Rumi, el Red Tabby, el príncipe de las mareas, esta mascota cambió nuestras vidas durante sus ocho años de acompañarnos de casa al trabajo.

Las cosas bellas o interesantes de la vida se van, como se van nuestros seres queridos, sin anuncio previo en general, Rumi, que ya había perdido algunas de sus vidas, nos dejó…

A partir de ese momento la pluma enmohecida empezó a escribir los cuentos de Rumi que se transformaron en un libro en homenaje a mi querida mascota.

Al tiempo comenzó la etapa de querer mostrar las vivencias fotográficas, así empezó la historia de las muestras.

La primera de 45 fotografías, algunas de Rumi, y otras bajo el lema “El Mundo a Través de mi Lente”, bajaron al restaurante Capisci, el vecino de la Iglesia Redonda de Belgrano.

Fui entrevistado por un crítico de arte, Alfredo Andrés, y en su periódico sacó un hermoso reportaje que guardo con afecto, y él  me presentó a Osvaldo Centoira, quien descubrió la fotografía como arte a través de mi persona y de ese modo me ha ido incluyendo en sus exposiciones que difunden a sin número de artistas argentinos los que de otra manera pasarían sin pena ni gloria.

Muchas han sido las colaboraciones con otros pintores, en un sin número de lugares, como bares temáticos, restaurantes, y lugares visitados por turistas y compatriotas. En mi honor tuve la alegría de ser auspiciado en exposiciones de solamente mi producción artística.

Así sigue la vida en la búsqueda del reconocimiento del público, que es lo que la mayoría de los que nos creemos artistas deseamos impresionar, como dijo un conocido pintor en la FM 94,7 en el programa de Gabriel Rodriguez, “El espíritu del Somormujo”, si miran mis fotos y no les gusta, soy feliz porque alguien más fijo su vista en ella, si no la miran, me da pena, y si la aprecian, eso es felicidad para mí.”

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